El semáforo que hoy alerta a México contra el COVID-19 no es color naranja sino cada vez más rojo por la sangre de los cerca de 30 mil ciudadanos muertos a causa de esta enfermedad y de la mala atención médica que recibieron del Gobierno Federal. Al mayúsculo número de contagios y defunciones de cada día, se agrega la “necesidad” de mentir u ocultar las cifras reales para decretar lo que llaman “normalidad”.
En la XXI Encuesta Nacional de la empresa Mitofsky sobre el COVID-19 se aclara que fallaron los pronósticos del Gobierno Federal y el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell. Para el 57% de la población entrevistada, la previsión gubernamental no acertó y el 34% la consideró correcta. ¿Por qué estuvo mal? La realidad no puede ocultarse: hay casi 250 mil infectados, cerca de 30 mil defunciones, las cifras aumentan, no se ve cómo puedan detenerse este mes y existen diagnósticos de que la pandemia empiece a ceder en agosto y que se alargue hasta finales de 2020.
La misma encuesta reveló que ocho de cada 10 mexicanos, o sea 90 millones, tienen temor a contagiarse y que al menos dos de cada 10 temen morir. Aunque estas cifras, según la consulta, no han variado mucho desde que se inició la pandemia, el 68% de los consultados expresó haber estado cada vez más cerca del virus; el 71% afirmó conocer a alguien cercano a algún infectado y el 48 por ciento saber de alguna persona que murió de COVID-19.
En los noticiarios y en las calles de las grandes ciudades de la República ya es común observar el dolor y la tristeza de muchas personas, o escuchar de boca en boca estas expresiones: “ya falleció el taquero”; “se murió una señora del mercado”; “mi hermano falleció por esta enfermedad”; “Carlitos el fotógrafo murió por COVID-19” o “la señora de enfrente de la casa, falleció al iniciar la pandemia”.
Los estragos de la epidemia y las mentiras del gobierno incrementan día a día la preocupación de las familias mexicanas, problemas a los que se suma otra tragedia: desde el inicio de la contingencia el 81% de los ciudadanos ya no tuvieron el dinero necesario para alimentarse y sobrevivir al confinamiento. A este hecho se debe que la gente “apruebe” el regreso a la “normalidad”, es decir, a las calles, las fábricas, los centros comerciales, parques, etcétera.
Pero el riesgo de contagio no se ha ido, y contradice con sus altos números –sus propios “datos”– al Gobierno Federal, ahora, cuando éste ha activado la economía con engaños y sin importarle un comino que vayan a multiplicarse las pérdidas humanas.
En el estudio de opinión se formuló una pregunta relacionada con la credibilidad de las cifras que el gobierno emite diariamente: el 51% de los consultados no cree en ellas y presume que son mayores, porque se basa en lo que ven o escuchan en sus colonias, pueblos y ciudades. Por ello, y por el mal manejo de la crisis, la aprobación del Presidente bajó al 42%; la de los gobernadores al 23% y las autoridades municipales al 22%. Solo el 44% de los entrevistados refirió tener “buen imagen” del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, y el 40 por ciento la considera mala. Hace tres meses, estos porcentajes eran del 58 y 13%, respectivamente.
A cuatro meses de la presencia del COVID-19 en nuestro país, México empieza a colocarse entre los países con más contagios y muertos en el mundo; el gobierno de México está considerado entre “los más mentirosos” respecto a la cantidad de contagiados, por su conducta irresponsable en el manejo del semáforo de alerta, ya que los colores cambian al gusto o antojo de las autoridades.
Por ello la intensidad de la pandemia, que aún no alcanza su pico más alto, ni ofrece indicio alguno de que se esté aplanando, hicieron increíble lo que el mandatario nacional Andrés Manuel López Obrador (AMLO), declaró en su mañanera del miércoles 1 de julio: “ya pasó lo peor tanto por la pandemia como para la economía” y que “ya se ve que la pandemia está perdiendo fuerza…”.
Ante este negro panorama, Carissa Etienne, directora general de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), pronosticó que el pico de contagios en México y Centroamérica se producirá a mediados de agosto –siempre y cuando persistan las condiciones actuales– y que el de Latinoamérica se alcanzará en periodos diferentes: Chile y Colombia en 15 días y Argentina, Bolivia, Brasil y Perú en algún momento de agosto, igual que México.
Cuando al subsecretario Hugo López-Gatell le preguntaron sobre este pronóstico, no le quedó más que aceptar que es el más acertado. Por el momento, querido lector, es todo.