Jorge Baruch Díaz, responsable de la Clínica de Atención Preventiva del Viajero de la UNAM, expuso que los filtros sanitarios donde se mida la temperatura, asientos separados, usar de manera obligatoria cubrebocas y caretas, y esperar turnos para comer durante un vuelo de avión, serán algunas de las situaciones por las que tendrán que pasar los viajeros, en los diferentes medios de transporte debido al COVID-19.
Precisó que la reactivación de viajes deberá acompañarse del concepto de turismo responsable, que implica velar por la salud individual y colectiva, por el desarrollo sostenible de la infraestructura en las comunidades y por la naturaleza. Además, demandará que las personas estén conscientes de las implicaciones que tiene desplazarse a un destino y conocer sus condiciones sanitarias.
Las medidas a considerar son de dos tipos: lo que corresponde al viajero y lo que deberá hacer el sector turístico.
“Es importante tomar en cuenta que la mitad de la probabilidad de contagiarse se controla con el uso de equipo de protección y medidas de higiene personal. Además, en los aeropuertos o terminales de autobuses será obligatorio el uso de cubrebocas y caretas faciales”, reiteró.
Debido a que no hay una medida única para evitar el riesgo, se están implementando estrategias multicapa o multinivel, como los filtros sanitarios, en los que se mide la temperatura constantemente, y el llenado de declaratorias de salud en línea que provean de información a los prestadores de servicios.
“En algunas circunstancias será necesario instalar aplicaciones de las autoridades locales para que, en caso de alguna eventualidad, se pueda rastrear la trayectoria de los visitantes e informarles si estuvieron en contacto con el SARS-CoV-2 y si representa un riesgo”, comentó el también académico de la Facultad de Medicina.
En los viajes en autobús será prácticamente indispensable guardar un asiento de distancia entre cada pasajero, pues estos transportes no cuentan con sistemas de aire eficiente. Sin embargo, en las aeronaves no será así, pues su filtrado laminar disminuye el riesgo de transmisión de virus respiratorios.
“El sistema de aire de un avión es similar al de un quirófano, pues fluye en un solo sentido y por capas, lo que ayuda a que las partículas virales, bacterianas o cualquier microorganismo que se encuentre suspendido en el aire, se precipite de inmediato”, detalló Díaz Ramírez.
Hasta ahora no hay evidencia científica sobre la transmisión del Coronavirus entre pasajeros, pero sí hay reportes de contagios entre la tripulación, y entre ésta y un pasajero, por lo que se establecerán estrategias para disminuir el contacto.
“En un avión ya no se repartirán alimentos y bebidas, sino que desde el inicio se ubicarán en los asientos. También se establecerán turnos para que coman, porque se retirarán los cubrebocas, y el hecho de que dos pasajeros de una misma fila coman al mismo tiempo representaría un riesgo”, explicó.
Estas disposiciones se han establecido por consenso entre la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de Aviación Civil Internacional y la Organización Mundial del Turismo.