Vivir cerca de pozos activos de petróleo y gas puede incrementar el riesgo de las embarazadas de tener bebés con bajo peso al nacer, especialmente en las zonas rurales.
El estudio encontró que, en las zonas rurales, las personas embarazadas que vivían a menos de 1 kilómetro de los pozos de mayor producción tenían un 40% más de probabilidades de tener bebés de bajo peso al nacer y un 20% más de probabilidades de tener bebés pequeños para su edad gestacional.
Entre los nacimientos a término, los bebés eran 36 gramos más pequeños, en promedio.
Las personas que viven cerca de pozos activos en áreas urbanas también tenían probabilidades ligeramente mayores de tener bebés pequeños para la edad gestacional que sus contrapartes.
El estudio no encontró una relación significativa entre la proximidad a los pozos de petróleo y gas y los nacimientos prematuros.
«Nacer con bajo peso al nacer o pequeño para la edad gestacional puede afectar el desarrollo de los recién nacidos y aumentar su riesgo de problemas de salud en la primera infancia e incluso en la edad adulta», explicó Rachel Morello-Frosch, profesora de salud pública y ciencias ambientales, política y gestión en la Universidad de California, Berkeley, y autora principal del artículo.
«Cuando ve un cambio de más de 30 gramos de peso al nacer entre los recién nacidos a término, desde una perspectiva clínica individual, puede no parecer mucho –añade–. Pero cuando ve ese tipo de gran cambio de población en el peso al nacer, eso puede tener un impacto significativo implicaciones a nivel de la población para la salud de lactantes y niños».
Los hallazgos se suman a un creciente cuerpo de evidencia que vincula la proximidad a los pozos de petróleo y gas con una variedad de resultados adversos de nacimiento, incluidos el nacimiento prematuro, defectos cardíacos y bajo peso al nacer.