Esténtor Político
En América Latina y en algunos otros países de mundo, han sido las dictaduras y no las democracias las que han utilizado el poder del Estado para callar las voces de sus críticos, silenciarlos por largos años, y en ciertos casos, hasta liquidarlos. A lo largo de la historia, muchos periodistas han sido considerados “enemigos” del régimen, cuando ellos no están para el servicio del mismo, muchos de ellos eran torturados e incluso asesinados por los dictadores. Los trabajos periodísticos se consideraban ataques directos hacia el gobierno y mentiras para desacreditarlo. Desde entonces ya existía una censura a la libertad de expresión y de los medios de comunicación.
En Cuba, Fidel Castro, utilizó la pluma como arma política al servicio del pueblo y como vehículo para decir la verdad y manifestar sus ideas ante la dictadura de Carlos Prío Socarrás. Él comenzaba una actividad que estaría muy ligada a su labor posterior, y hacer de aquella isla, una ciudad de avances, capaz de solucionar los más acuciantes problemas sociales que se vivían durante la dictadura. Pero esto no ocurre en todos los países.
México, sumido en la violencia, ahora es uno de los países más peligroso para ejercer el periodismo. Los gobiernos han utilizado el mismo método de los dictadores para asesinar a quienes desmientan las declaraciones e informen -con la verdad- de todas las artimañas que se esconden detrás de discursos actuados.
Las decenas de periodistas asesinados cada año son una vergüenza para el país, porque no quiere o no encuentra la forma de evitar que esto siga sucediendo impunemente en un país que formalmente es un régimen democrático, no una dictadura o “estado fallido”. Al igual que sus antecesores, el gobierno de López Obrador no actúa para resolver los crímenes contra los periodistas. Y no solo eso, sino que no emite ningún pronunciamiento público que los proteja.
El aumento de la violencia contra periodistas y medios de comunicación independientes ha aumentado severamente gracias a las declaraciones del propio mandatario del Ejecutivo. El linchamiento mediático en redes sociales con bots, que ejerce la 4T, ha causado una censura de quienes critican con pruebas las acciones del Presidente y su gobierno.
Con el poder que ahora poseen buscan censurar más descaradamente, utilizando dependencias de gobierno y dinero del erario. En días pasados, Notimex ha orquestado ataques contra algunos periodistas mexicanos de mayor relevancia y popularidad. Sanjuana Martínez, actual directora de Notimex, ha defendido su gestión. Sin embargo, los hechos señalan a la dependencia. ¿Será que todo esto tiene nombre y apellido?, claro que sí. Al gobierno de la 4T no le gusta ser centro de atención de lo malo, pero no se le conoce nada bueno.
Hoy se dio a conocer que, Grupo REFORMA fue amenazado de “volar” sus instalaciones por las “críticas” a López Obrador. La noticia genero polémica. En su conferencia mañanera, el mandatario condenó la amenaza contra la casa editorial, pero la acusó de oponerse a su gobierno y de ser constituida durante el sexenio de Salinas de Gortari. En sí, la califica como un adversario más que callar.
En los 16 meses que lleva él en el gobierno, ha descalificado investigaciones periodísticas que revelan comportamientos inadecuados de funcionarios de su gobierno y de él mismo, por lo que ha llenado a la prensa con adjetivos como “fifí”, “mentirosa”, “conservadora” o el “hampa del periodismo”.
El Presidente no pone el ejemplo de lo que significa el respeto a la libertad de expresión, no deja de hostigar a la prensa. La poca democracia que existe en México se puede trasformar en una dictadura. La exhortación de una prensa “bien portada” significa un rechazo a lo que ha costado más de un siglo forjar: una prensa que busca la imparcialidad, la independencia y ser el contrapeso a cualquier gobierno sin importar el signo ideológico.
Era imposible pensar que, con el cambio de gobierno, esa inercia violenta contra la prensa se frenara repentinamente. Gracias a ella -y no a las instituciones de gobierno o justicia- se han revelado los mayores casos de abusos de derechos humanos, entre ellos, la censura de la libertad de expresión. Por el momento, querido lector, es todo.