Esténtor Político
“Mi Padre me enseñó el verdadero camino que debe seguir un hombre, fue mi protector en la niñez; más tarde mi compañero y amigo fiel e incondicional; su amor y consejos nunca me faltaron. Mi padre fue y seguirá siendo un ejemplo de sencillez y modestia; mi padre fue un revolucionario de estos tiempos”, dedico estas palabras, antes de la temática de esta columna, a mi gran amigo Tlacaélel Calzada, por el fallecimiento de su señor padre. Tlacaélel, a tu padre lo extrañaremos todos; tu familia somos todos y seguiremos unidos hasta lograr las metas que nos hemos propuesto para cambiar la situación que existe en nuestro triste y muy abandonado país.
Y ya entrando en el tema de este espacio, y a propósito de que el gobierno de la República, con Andrés Manuel López Obrador a la cabeza, tras emitir un decreto oficial, ha dado la instrucción al Ejército para que salga a las calles a cumplir tareas de seguridad pública y, de acuerdo a especialistas, se asegura que dicha decisión se tomó tras el fracaso de la famosa Guardia Nacional (GN), vale la pena recordar el dicho popular de que “más pronto cae un hablador que un cojo”.
Y esto, sin duda se aplica al mandatario nacional y su Cuarta Transformación, cuando tras varios años o décadas quizá, al ser oposición, fue muy crítico con la militarización del país, pero ahora él es quien ha dado un papel y atribuciones al Ejército hasta marzo de 2024, es decir hasta que termine su mandato; se ha comentado que la influencia de las Fuerzas Armadas en la vida de los mexicanos de por sí ha estado y va en aumento desde que Morena arribó al poder, es decir, se refleja que hay ya un arreglo y un plan con los militares y que a López Obrador le conviene, temporalmente, echarlos a la calle a cumplir con lo que él tenía en mente hiciera la GN. Sin embargo, AMLO no se da cuenta que más adelante tal acción le traerá serios problemas.
Y esto es así porque al hablar de que la Guardia Nacional no cumplió su papel, también es hablar de la corrupción que existe en ese organismo, uno de los problemas y puntos centrales que según ha estado combatiendo López Obrador. La corrupción sigue presente e infecta, mucho más que antes, a las instituciones de gobierno y su estructura principal; basta, por ejemplo, ver como la refinería Dos Bocas tienen ya problemas con los contratistas que había favorecido la 4T, ahora la compañía Hostotipaquillo no cumplió con los trabajos y será sustituida, pero se sabe que la sucesora es una empresa muy ligada a Emilio Lozoya.
Con la incorporación del Ejército a tareas de seguridad por que la violencia en México sigue, las crisis económica, sanitaria y ahora alimentaria, más la última noticia de que en México habrá más de 10 millones de pobres tras la pandemia del Covid-19, quien sigue fracasando es el mandatario nacional Andrés Manuel López Obrador y su Cuarta Transformación, de eso parece ya no haber ninguna duda.
Incluso, aunque el gobierno no lo acepte y se ponga a «refutar» la información, la prensa extranjera lo registra con mucho detalle. Hace unos días en la opinión: “Mexico’s president is as heedless as Trump in the coronavirus crisis”, publicada en Los Ángeles Times, se califica al presidente de nuestro país como un jefe de estado necio y lento para reconocer la gravedad de la situación y rápido para minimizar todo en pro de que se vuelva a hablar sobre su Cuarta Transformación del país.
En esa opinión, de un periodista extranjero, se refleja el sentir de millones de mexicanos, porque hoy más que nunca, al padecer hambre y tras más de 50 días de carecer de un plan médico eficiente y un plan de ayuda alimentaria, se coincide en que, “En la mejor de las circunstancias, el COVID-19 representaría una tragedia significativa para nuestro vecino del sur, con su frágil sistema de salud y su economía vulnerable. Y encima, la mala gestión de AMLO amenaza con convertir una crisis de salud pública en una calamidad mucho mayor. Un cataclismo en México, el mayor socio comercial de Estados Unidos, con profundos lazos con California, tendría graves repercusiones en los Estados Unidos”; así se expresó el periodista Andrés Martínez que aunque nuestro gobierno no lo acepte, el comunicólogo tiene toda la razón.
El clímax no político… Y mientras esto sucede, los testimonios de gente contagiada por el COVID-19 se ven por todos lados, basta ver cómo hace unos días una persona que intentó suicidarse desde la azotea del Hospital General Enrique Cabrera, falleció unas horas después de ser rescatado; «Fallece joven infectado de Coronavirus que intentó suicidarse en hospital», señalaba el cabezal de la noticia.
También, hace unos días la noticia de el joven médico José Porras González, de 38 años, había fallecido, conmovió a muchos lectores; la razón, era un médico cirujano adscrito al área de Urgencias en el Hospital General 30 del IMSS, en la alcaldía de Iztacalco, y es uno de los héroes que se sacrificó los últimos días de su vida por salvar al mayor número de mexicanos infectados con el virus; como estos dos testimonios hay decenas por todos el país; y sin embargo, el gobierno federal sigue dando cifras de las que todo mundo duda. Por el momento, querido lector, es todo.