Luego de más de 40 días que el COVID- 19 llegó a nuestras vidas, aún existen dudas e incertidumbre de cómo es que este virus vive cerca de nosotros.
Es por ello que diversos investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), se han dado a la tarea de explicar como es que este virus se comporta y el porqué en estos días de mayo el confinamiento y las medidas de higiene deben reforzarse.
Al hablar, toser o estornudar, las personas expulsan gran cantidad de minúsculas gotas que se quedan flotando en el aire y forman una especie de aerosol, que constituye la principal vía de infección del COVID-19 y otros virus, aseguró el doctor Fernando del Rio Haza, Profesor Emérito de la UAM
“Esas gotitas, cuyos tamaños suelen ser menores a una milésima de micra, pueden dispararse hasta seis metros y se han vuelto un enemigo invisible en la actual ola de contagios”, explicó.
De acuerdo con estudios de un grupo de investigadores del Departamento de Física de la Unidad Iztapalapa de la UAM, los virus pueden estar activos por lapsos de entre tres horas y tres días, de acuerdo con las condiciones climatológicas y otros factores externos que pueden provocar su inactivación (la limpieza y desinfección).
Por su parte, el doctor Orlando Guzmán López coincidió en que estas partículas tipo aerosol que contienen el SARS-COV-2 se mueven solamente por factores externos –uno de ellos el viento– por lo que pueden quedar suspendidas en una habitación sin ventilación.
De acuerdo con un modelo, elaborado por este grupo de especialistas, se ha demostrado que una fuerte exhalación expulsa un chorro de aire turbulento tibio que se amplía en la medida en que se aleja de la boca y del cual se separan las gotas grandes que van al piso, pero el resto flota, lo que revela la importancia, no sólo de mantener los pisos limpios, sino los espacios ventilados.
“Mientras no exista una vacuna contra la nueva cepa del coronavirus debemos acostumbrarnos a vivir con cubrebocas y si compartimos un lugar con muchas personas hay que usarlos frente a aquellos que salgan a la calle, pues su eficacia radica en evitar que el portador contagie a los demás por medio de los aerosoles que no se ven”, aseguró.
Asimismo, la especialista Silvia Hidalgo Tobón recordó que los patógenos que flotan en el aire pueden entrar por boca, nariz, ojos o cualquier área no cubierta por la dermis, por lo que es recomendable el uso de este tipo de protección, pero además aquellas personas que interactúen con otros individuos deberían reforzar su seguridad con caretas para cubrir los ojos.
“Al toser o estornudar se expele alrededor de cien mil gérmenes, lo que plantea la necesidad de utilizar tapabocas de algodón o de alguna otra tela que pueda lavarse después de cada puesta” , dijo.
Finalmente, el doctor Rodrigo Sánchez García explicó que es importante entender cómo se trasladan las partículas, ya que no se trata de seres vivos sino de entes activos o inactivos que se mueven por cuestiones físicas, por ejemplo, la gravedad o la interacción o fricción con el aire.
Los atomizadores tipo aspersores que contienen cloro o cualquier otro desinfectante ayudan a limpiar las superficies, mas no el aire, por lo que usarlos desmedidamente no sólo resulta infructuoso sino podría ser perjudicial, ya que son sustancias que deben manejarse con cuidado porque en exceso causan daños a la salud, concluyó.