El exceso de información alrededor del COVID-19 ocasiona angustia, incertidumbre y enojo, entre otras reacciones emocionales, alertó el investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Vicente Castellanos.
Mediante un comunicado, señaló que no sólo es la multiplicación de la información científica o gubernamental, sino también mágica, supersticiosa, religiosa e incluso relacionada con el fin del mundo.
“Nos afecta a todos: ancianos, niños, jóvenes, obreros y profesionales, es decir, no hay distinciones (el interés de saber) para negar, espantarse, tomar consciencia o seguir la trayectoria de la enfermedad”, comentó.
Indicó que, de acuerdo con un estudio de la Universidad Autónoma de Nuevo León, la prensa escrita ha sido el medio más recurrido por la gente para mantenerse informada, seguida de Facebook.
La sociedad, dijo, puede acudir a las plataformas públicas digitales o la televisión, pero una tendencia que se repite en circunstancias de crisis es la necesidad “de sentirse más seguros con la información y aquí no es la excepción”.
En ese sentido, señaló la importancia de ofrecer información verás, pues muchas personas tienen dificultades para discriminar contenidos y se quedan con “lo que reciben en la mano: mensajes de WhatsApp, aquello que difunda la televisión o lo que compartan con vecinos, familiares y amigos”.