Este 10 de abril, Viernes Santo, es considerado una de las más representativas conmemoraciones del cristianismo; pero también es un día histórico porque se conmemora un aniversario más del terrible asesinato de Emiliano Zapata, uno de los líderes revolucionarios más destacados de México.
Hoy mismo, una de las noticias de más impacto, pero que se intenta ocultar, es que el COVID-19 llegó ya a las zonas rurales; es decir, a los pueblos y al sector campesino, grupo que ha sido muy olvidado pero que es quien mantiene la producción de lo que consumimos prácticamente todos los mexicanos. A nivel mundial, con cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), los campesinos representan casi la mitad de la población y producen al menos el 70% de la comida, pero también se conoce que siete de cada 10 campesinos son pobres.
En este aniversario que se recuerda al «Caudillo del Sur», que impulsó luchas y demandas agrarias, pugnó por justicia social, libertad y propiedad comunal de las tierras y porque los pueblos indígenas y campesinos fueran respetados y no maltratados por los hacendados del Porfiriato, sus ideales siguen vigentes porque en nuestro país las zonas rurales, son donde se concentra el sector campesino y donde según datos oficiales existe pobreza extrema, al menos 27 millones de campesinos, ya que el 22% del total de mexicanos, unos 127 millones, vive en zona rural.
Las condiciones que históricamente se han tenido en el campo mexicano prácticamente no han cambiado; hay atraso en tecnología, sigue disgregada la tierra que se usa para cultivos, hay poca aplicación de la técnica y las autoridades no invierten para hacer más próspero nuestro campo y por esa vía atenuar la pobreza y sufrimiento de los campesinos.
En México se produce muy poco y su costo es alto; las familias campesinas carecen de ingreso para comprar la canasta básica de alimentos. Cuando AMLO arribó al poder, una de sus primeras acciones desagradables fue desmantelar «Prospera», vía por el cual se otorgaba recursos a casi 7 millones de hogares y con eso se «fortalecía» su dieta alimenticia e incluso se podían medio curar.
Hoy, de ser cierto que el coronavirus es 10 veces más mortal que la gripe, pues así lo ha declarado la Organización Mundial de la Salud (OMS), el gobierno morenista de López Obrador será fuertemente cuestionado en los próximos días y semanas porque el sistema de salud rural, se ha visto afectado al retirar el programa «Próspera», y por lo tanto, el sector se encuentra más vulnerable ante el contagio del COVID-19.
El tema se vuelve de más exigencia hacia AMLO, de más responsabilidad e impostergable urgencia de tomar decisiones efectivas para atender médicamente a las familias del campo y también para ayudar a resolver la falta de alimento, carencia que ya no tarda en estallar en el país.
El clímax no politico... El 6 de abril el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, aseguró que no había recibido respuesta del Gobierno Federal sobre la entrada de las pruebas para detectar el coronavirus a la entidad; ese mismo día denunció que no se había recibido ningún apoyo económico por parte de la Federación, ni para el respaldo de los empresarios ni para la compra de insumos médicos.
Alfaro ha sido de los gobernadores que se ha defendido, pero con razón, del Gobierno Federal y hoy ha respaldado a los empresarios locales sobre la solicitud que hicieron al presidente de convocar a una convención nacional hacendaria para revisar el pacto fiscal.
El enojo de Alfaro es el de varios gobernadores y él mismo lo ha dejado ver cuando asegura que «somos ya muchos los estados que ya nos cansamos de los abusos de la federación; nos sentimos muy orgullos de ser mexicanos y de ser parte de una República, pero ya basta de abusos, o se revisa el pacto fiscal o lo que va a generar este país es una realidad en la cual los estados que estamos aportando más a la economía tengamos que tomar una decisión en ese sentido. Si no hay voluntad de la federación pues ya estuvo bueno del maltrato que se nos da a los estados que estamos produciendo riqueza». ¿Qué viene, qué sigue? Para AMLO no son muy buenos augurios porque este 10 de abril, según la encuesta #AMLOTrackingPoll, está en 46.6% de aprobación y su caída es con casi medio punto porcentual por día, por semana estaría bajando unos tres puntos en promedio.
La denuncia ciudadana, de los médicos en hospitales y muy pronto, en cascada, la carencia de alimentos en zonas urbanas y rurales, han superado las poquísimas acciones positivas del gobierno federal. AMLO sigue en caída libre y sigue ignorando las propuestas de los gobernadores y empresarios. AMLO debería seguir la conseja de Diógenes de Sinope cuando dijo,»Tenemos dos orejas y una sola lengua para que oigamos más y hablemos menos». Por el momento, querido lector, es todo.