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Chuparse el dedo es una conducta habitual y fisiológica en los bebés y niños de corta edad; especialistas indican que, así como adultos tenemos hábitos y costumbres para relajarnos, especialmente a la hora de irnos a dormir (leer, tomar una copa de vino, un delicioso baño de burbujas, o ver un programa de televisión), algunos niños encuentran refugio en una mantita, un osito de peluche, un cuento o llevarse el dedo a la boca.
La mayoría de los bebés lo hacen cuando aún están en el vientre materno; muchos abandonan esta conducta antes de nacer, pero algunos la conservan y la perfeccionan cuando son bebés. De manera que, cuando un niño es pequeño, es normal que se meta el pulgar o cualquier otro dedo en la boca para relajarse, tranquilizarse o quedarse dormido.
Aunque a una edad temprana este hábito no causa daño, es recomendable que, si notas que tu bebé lo hace, consideres sustituir el dedo por un chupón que, si bien puede causar los mismos problemas, es un hábito más fácil de romper.
Afortunadamente, muchos niños abandonan el dedo de forma natural a los tres o cuatro años, cuando aún no han cambiado los dientes.
Pero si tu hijo continúa haciéndolo después de esa edad, es deseable apoyarlo para que deje de hacerlo, pues se chupa el dedo – o el chupón – y esto le puede acarrear problemas importantes:
- Deformaciones de la cavidad bucal
- Deformaciones de los dientes
- Problemas del habla – por ejemplo, sesear o dificultad para pronunciar los sonidos de consonantes fuertes (como la “d” y la “t”)
- Problemas de la piel – al exponerse a la humedad de la boca, el dedo se lastima con más facilidad; en algunos casos, la piel se vuelve quebradiza o puede sangrar, lo cual la vuelve vulnerable a infecciones
- El exceso de humedad deformar la uña, haciendo que se vuelva quebradiza o se entierre
- Deformaciones en el dedo – como la formación de callos
- Problemas sociales – cuando los niños se chupan el dedo en público, se vuelven un blanco perfecto para que los demás niños los molesten
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¿Qué puedes hacer si se chupa el dedo?
Es muy importante ayudar a tu hijo a abandonar el hábito del dedo o el chupón lo más temprano posible.
Si todas estas estrategias que has aplicado en casa no funcionan, puede ser una buena idea pedirle apoyo al dentista del niño; para algunos niños una plática con el dentista puede ser más efectiva que todos los esfuerzos de sus padres.
Existen algunos aditamentos que el dentista puede utilizar, especialmente cuando el niño desea abandonar la conducta pero no logra evitarlo, sobre todo en la noche cuando sucede de forma automática.
Muchos padres acostumbran poner alguna sustancia picante o ácida en el dedo del niño, pero en realidad los expertos consideran que no es una buena idea; recordemos que para el niño también es un problema y que está tratando de resolverlo, por lo que colocar algo que le es molesto simplemente le producirá más ansiedad.
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Por otro lado, algunos dentistas aconsejan aplicar un poco de vinagre en el dedo – este método es menos agresivo y no es peligroso: la idea es que el sabor diferente le recuerde al niño que está en el proceso de dejar este mal hábito.
No se le puede quitar a un niño un hábito que le sirve para enfrentar situaciones de estrés cuando aún no está listo para hacerlo. Además, en ocasiones, esta conducta puede ser indicadora de un problema mayor: cuando el niño chupa el dedo con demasiada frecuencia o con demasiada fuerza puede ser importante la intervención de un especialista.
Lo mas importante es tener paciencia y no someter al pequeño a una situación de estress por obligarlo a quitarse el mal habito, pues quizá lo único que se podría ocasionar es incrementar la ansiedad por chupar el dedo, o que el niño opte por hacerlo a escondidas. Le será más fácil abandonar la conducta cuando esté listo.
