Estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) crearon un sistema de alcoholímetro personal, que tiene como objetivo evitar accidentes automovilísticos, al detectar el aliento etílico del conductor.
La innovación, denominada “Alcoshock”, es un sistema que detecta niveles por encima de las 400 partículas etílicas en el aliento, mediante un sensor que los creadores pretenden colocar en el volante, y corta la corriente eléctrica del vehículo para llamar enseguida a una serie de celulares predeterminados.
Este prototipo fue diseñado por Manuel de Jesús Pérez Montes de Oca, Daniel Rivera César, Oscar Giovanny Rodríguez Martínez y José Manuel Amaya Alcantar, de la carrera técnica de Sistemas Automotrices, quienes explicaron que el sensor se calibra para detectar aliento alcohólico concentrado, todo de acuerdo con un comunicado del IPN.
Una vez hecho lo anterior, el sensor envía señales a un par de microcontroladores: uno programado para cortar la corriente eléctrica y el otro, para detener el flujo de inyección de gasolina al motor del auto.
De acuerdo con sus creadores, después de que empiece el proceso, Alcoshock generará un código de reinicio que mandará al celular de la persona a la que se dio aviso para que pueda reactivar los sistemas de arranque e inyección de gasolina.
Los politécnicos reconocieron que tuvieron que adquirir competencias ajenas a su carrera como fue la programación por computadora, elaboración de placas electrónicas y adecuación de los códigos del sensor para activar los procesos de corte de energía y las llamadas a celular, sin que se interrumpiera ninguna función.
Con relación al uso de este prototipo, se explicó que aunque podrían ofrecer el equipo para instalarlo en vehículos con un costo aproximado de seis mil pesos, lo ideal sería que el sistema se pudiera incluir en el armado original para no alterar el automotor ni perder la garantía.
Además de que podría ser de gran utilidad para disminuir sensiblemente la cifra de accidentes por abuso de alcohol, que en este momento se ubica como la cuarta causa de mortalidad entre los jóvenes mexicanos.